Después de mi última visita al gimnasio, acabé con molestias y decidí pedir hora con una masajista. La chica parecía ser una profesional, así que me puse en sus manos y acabé desnuda dejando que solucionase mis problemas musculares. Lo que pasa es que al poco rato, empecé a notar como llevaba sus dedos hacia mis zonas más bajas y cuando me di la vuelta, parecía con ganas de sexo. Me dejé llevar por el momento y finalmente, las dos nos entregamos al sexo e hicimos la tijera con nuestros coños sobre la camilla.