Mientras estaban en el centro comercial, este chico y su novia se metieron en una máquina que mide la estatura, postura y demás cosas. Una vez dentro, la cosa se calentó entre los dos y acabaron haciendo guarradas, siendo la morena la que más ganas le puso. Empezó por chupársela y por exhibir sus nalgas hasta ser penetrada, pero no duró demasiado ya que no querían ser pillados, así que al volver a casa continuaron con el polvete.