Fui a tomarme algo a un bar y nada más entrar, me fijé en una camarera madura muy guapa. La verdad es que la señora conservaba un cuerpazo y empecé a charlar con ella, con la esperanza de ligármela y convencerla de pasar la noche juntos. Parece que tuve suerte y acabé en su piso, donde no perdió el tiempo y me llevó al dormitorio, demostrándome que estaba hecha toda una fiera en la cama.