Aunque recibí bastantes regalos por Navidad, el mejor de todos me lo hizo un chico mulato que conocí recientemente. Cuando llegó a casa, me dejó probar su polla gorda en el sofá y me quedé flipando. Antes de nada quise enseñarle la lencería que me había comprado para la ocasión y luego, puse mi coño en bandeja para que lo penetrase. Por momentos me costó bastante seguirle el ritmo, ya que jamás había probado una polla así, pero al final fue una experiencia brutal y disfruté de ella a cada segundo.