Tanto mi novia como yo mismo somos muy calientes y cuando nos vienen las ganas de sexo, no podemos controlarnos. Por eso cuando salimos a cenar, nos metimos dentro del baño del restaurante y ella me pidió que me la follase. Saqué mi teléfono y empecé a grabar todo lo que hicimos, mientras ella montaba sobre mi polla como una desesperada.