Tras un rato caminando por el campo, mi chico y yo encontramos un sitio apartado en medio del bosque donde montamos un picnic. Estábamos sacando una manta y las cosas para comer, cuando de repente él empezó a meterme mano. Consiguió ponerme tan cachonda que al final me olvidé por completo de nuestros planes. Decidí pasar de todo y le pedí que me follase allí mismo, disfrutando de sexo al aire libre y sin nadie cerca que nos pudiese molestar.