Tras recibir al electricista y dejarle mirar el termostato de su piso, esta rubia se fue a hacer sus cosas y a cambiarse de ropa. Lo que pasa es que mientras lo hacía, el tipo la vio en ropa interior y pronto su empalme fue imposible de ocultar. Ella se fijó en su rabo y al final, acordaron pagar el trabajo de este tipo con unas buenas mamadas de esta golfilla, que sacó brillo a su rabo hasta recibir en la cara toda su lefa.