Mis padres contrataron a una sirvienta madura que la verdad es que estaba buenísima. Cada vez que se pasaba por casa para limpiar, nos lanzábamos miradas pero hasta ahora no me había atrevido a hacer nada. Un día la muy golfa se puso a limpiar el suelo y me fijé en que no llevaba bragas, algo que hizo a posta para que me fijase en ella. Sin duda dio resultado, ya que al poco rato me tuve que acercar para darle a probar mi polla, hasta terminar follándomela sobre el sofá.