No es que las mujeres musculadas me atraigan demasiado, pero esta alemana fitness sin duda llamó mi atención. La conocí en el gimnasio e hicimos buenas migas enseguida, hasta escucharla invitarme a su casa para tomar algo. No soy tonto y me imaginaba cuales eran sus intenciones, aunque lo que no esperaba para nada era que fuese a pedirme sexo anal durante el polvete.