Últimamente voy muy salido por la vida y la última mujer a la que acabé penetrando fue a mi propia madrastra. La pillé preparando el almuerzo y no pude evitar apartar sus bragas, para meterle la polla a fondo. Lo dos disfrutamos de ese momento pero ella decidió darme a probar algo más… un pepino. Le hizo un agujero y lo metió entre sus piernas, pidiéndome que me lo follase y sintiendo un placer indescriptible al hacerlo.