Cuando vio la rubia que se subió a su coche, este taxista no pudo evitar fijarse en su escote y en los inmensos melones de la chica. Ella se dio cuenta de como la miraba y quiso aprovechar el momento, para seducirle y conseguir que el trayecto le saliese gratis. Fue al asiento de atrás y una vez junto a su clienta, se dieron un atracón de sexo y el tipo se puso las botas con la tetona, que no paró de gritar de gusto con la follada que se marcaron.