No es la primera vez que me llevo a la boca el coño de mi amiga, pero es que a veces no me puedo resistir. Una tarde estábamos sin hacer absolutamente nada y ella estaba espatarrada en el sofá, una imagen que me puso muy cachonda. Así que dejé de maquillarme y me acerqué, quitándole la ropa y disfrutando junto a ella de una follada lésbica que logró hacer que gimiésemos casi al unísono.