Parece que esta chica llevaba un juguete metido entre sus piernas, el cual interfería con el móvil del taxista. De repente empezó a vibrar y la muy golfa acabó retorciéndose de placer en el sofá. Acabó cachondísima y tuvo que pedirle que rematase la faena en el asiento de atrás. El conductor paró su coche y le hizo compañía, hasta disfrutar de sus mamadas y ver como la muy zorra le daba permiso para follarle el culo a fondo.