Tengo mi lado romántico y obviamente me encantan las caricias y que mi chico sea cariñoso conmigo. Pero llega un punto en que mi lado de zorra no se puede contener y al final, le pedí que se dejase de tonterías y se comiese mi coño de una vez por todas. En cuanto se lo comenté lo tuve pasando su lengua sobre mi entrepierna, lo que fue el preámbulo perfecto para la brutal follada que nos marcamos en el sofá.