No recuerdo la última vez que me follé a un hombre negro y por eso, cuando conocí al amigo mulato de mi nieto, no pude evitar fantasear con tener sexo con él. Mi coño maduro andaba necesitado de una buena follada interracial, así que busqué el momento para llevármelo al huerto. Lo cogí desprevenido y le bajé los pantalones, para chupar su enorme miembro y pedirle que reventase mi chochito con todas sus fuerzas.